sábado, 22 de abril de 2023

La adúltera quiere cegar al marido

 

La adúltera quiere cegar al marido
[Aa-Th, 1380)

Esto era un cazador que tenía un hijo. Y cuando se iba de caza le fastidiaba el cura la mujer.

Un día se encuentra con el cura y le dice:

– Hola, hombre: ¿qué te ha pasao, que dice su señora que se ha puesto ciego de golpe?

– ¡Ay, Señor! ¡Yo no veo nada! ¡No sé qué tengo ni que delito habré cometido yo al Señor! ¡Nunca me meto con nadie!... Y tal que cual.

Y el señor cura hizo un cigarro y se lo daba. Y el otro, en vez de abrir la boca pa que le metiera el cigarro, se lo metía pa otro lao. Conque ya, después que lo cogió, va el hombre y se lo fuma.

Y cuando estaban comiendo, le dice al hijo:

– ¡Qué desgracia, hijo! ¡Tan joven como eres y no poder yo ahora enseñarte oficio ninguno para que mañana puedas ganarte la vida!

Pero tenía la escopeta cargá, y la tenía colgada allí.

Y mientras el cura estaba con la otra –se habían ido pa la cama–, le dice al hijo:

– ¡No poder enseñarte siquiera el oficio de cazador pa que te ganes la vida! Tráeme la escopeta que te diga cómo tienes que hacer puntería pa si es conejo o es perdiz.

Y como la escopeta estaba cargá, dice:

–  Mira, hijo: las perdices se cazan al vuelo; los conejos, a la carrera..., ¡y a los cojones del cura, que está con tu madre, de esta manera! ...¡Pum!

Y le metió un tiro por to el culo.

Registrado por Antonio Lorenzo en Pereña (Salamanca), en agosto de 1985, a Bonifacio Martín Samaniego, de 78 años.

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